La piel posee receptores sensitivos que envían señales a la corteza Para los humanos, el contacto físico es una necesidad, una fuente de bienestar, los hace sentir protegidos, amados y reconocidos. Un solo abrazo desencadena reacciones químicas en el organismo que ayudan a reducir el estrés y a formar lazos emocionales con los demás. Un abrazo puede ser crucial entre la vida y la muerte.
Durante la Segunda Guerra Mundial se crearon albergues para los pequeños que habían perdido a sus padres en el campo de batalla. Las enfermeras los bañaban, vestían y alimentaban; sin embargo, muchos pequeños morían.
Los especialistas que analizaron dicho fenómeno concluyeron que una de las causas de los fallecimientos era la falta de contacto físico estrecho, porque los niños necesitaban abrazos, caricias y otras expresiones del amor materno para sobrevivir.
Algunos investigadores consideran que para muchos mamíferos las primeras experiencias táctiles son fundamentales, ya que cuando la piel del recién nacido es masajeada, los impulsos sensoriales llegan al cerebro y despiertan los centros respiratorios y otras funciones vitales.
Cerebral. Este mecanismo permite percibir el frío, el calor, una caricia, un apretón, cosquillas, pellizcos y si una superficie es suave o áspera.
“Cada zona del cuerpo está representada en la corteza cerebral: los párpados, las orejas, los pies, los órganos sexuales, las piernas, la nuca y demás; por eso, donde nos toquen vamos a sentir; aunque hay partes de nuestra anatomía, como las manos y los labios, que ocupan un mayor espacio en la corteza cerebral y por lo tanto, son más sensibles a los estímulos”, explica la doctora Georgina Montemayor, académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Con ayuda de la resonancia magnética, un instrumento que genera imágenes del cerebro funcionando, los científicos han observado que al recibir un abrazo, un apretón de manos o una caricia, éste libera una sustancia llamada oxitocina, la cual permite el apego, es decir, aquello que nos hace buscarnos unos a otros.
“Cuando disfrutamos la compañía de alguien sin que exista enamoramiento o atracción sexual, es porque al estar cerca de esa persona o al abrazarla liberamos oxitocina, la cual también nos permite sentirnos relajados, ya que disminuye los niveles de cortisol y adrenalina, las hormonas del estrés”, agrega la especialista del Departamento de Anatomía de la FM.
Sin embargo, no experimentamos lo mismo al estrechar a un recién conocido que a un amigo entrañable. Algunas investigaciones explican que al estar en contacto con un ser querido, los receptores sensitivos de la piel envían señales que no sólo llegan a la corteza cerebral, sino que pasan al sistema límbico, la zona del cerebro encargada de regular las emociones. Durante este proceso se produce la oxitocina y, con ella, la agradable sensación de un estrecho vínculo afectivo.
¿Para qué sirven los abrazos?....
El Instituto de Investigación sobre el contacto de la Escuela Universitaria de Medicina de Miami, Estados Unidos ha realizado más de 100 estudios sobre los efectos del contacto en la recuperación de la salud. De acuerdo con sus resultados, el abrazo, las caricias y el contacto tienen un efecto altamente positivo, por ejemplo, en la mejor y más rápida recuperación de los bebés prematuros, en el incremento de la analgesia en pacientes con dolor, en la mejoría de los niveles de glucosa en niños con diabetes y en el sistema inmunológico en pacientes con cáncer, entre otros efectos constatados.
El doctor David Spiegel de la Universidad de Stanford California, Estados Unidos es pionero en observar la correlación entre mayor longevidad y apoyo terapéutico grupal en mujeres con cáncer metastático de mama. Según sus investigaciones, el abrazo como soporte afectivo mejoraba la calidad de vida y disminuía el dolor de muchas pacientes. Pero lo más revelador es que ha demostrado que el dolor no sólo se redujo en 50%, sino que las pacientes vivieron el doble (las mujeres del grupo de control vivían un promedio de 18.9 meses, en tanto que las del grupo que recibía terapia de apoyo vivían 36.6 meses).
"La oxitocina es un neuropéptido que está estrechamente relacionado con el parto y la lactancia, y un estudio reciente muestra que tiene un papel biológico en la unión entre la madre y el bebé", dice.
"El estudio, dirigido por Lane Strathearn, una profesora asistente de pediatría en el Baylor College of Medicine, muestra que las mujeres criadas con poco apego son más propensas a tener dificultades para formar relaciones seguras con sus hijos (y socios)."
Así que ya lo sabes, anímate a practicar la abrazoterapia, gracias a ésta te sentirás seguro, protegido, feliz y fuerte. Además, con una actitud positiva lograrás cumplir con éxito todas tus metas.
Y tú, ¿qué tan seguido abrazas a los que quieres?
Roxana Estefania Guzmán Ortega.
Servicio Social.